Datos personales

Mi foto
Pluma Joven A.C. es una organización juvenil que promueve la lectura y escritura como un medio para el desarrollo de una mejor sociedad. Somos un equipo de trabajo siempre abierto a recibir nuevos miembros en un ambiente de compañerismo y diálogo, así como un conjunto de espacios para la libre expresión, crítica y retroalimentación para cualquier individuo con inquietudes literarias, construidos de jóvenes para jóvenes.

miércoles, 20 de julio de 2011

La encantadora de suegras (cap. XIV)

Parte XIV: Desde Ahora, Para Siempre

El 25 de mayo se acercaba, aún tenía un pastel de bodas pendiente por adornar para esa fecha. Ya había conseguido los listones de tonos azules y cafés, también ciertas flores artificiales que se me ocurrieron agregarle al decorado. Desde que Sofía me envió el mensaje de texto aquella noche, nunca más volví a tener contacto con ella. Me dejó encargado el dinero para el pastel en casa de la señora Lucía, a quien yo seguí frecuentando regularmente.

-Armando ha cambiado tanto…-ella desahogaba su preocupación cada vez que la visitaba.- No quiero ni imaginarme a mi hijo una vez que ya esté casado. Sé que va a sufrir tanto…

Mi hipótesis fue acertada; ningún encantamiento de suegras podría ser absoluto si la nuera no estaba dispuesta a cambiar. Sofía no cumplió con su promesa, así que poco a poco se fue revirtiendo el hechizo que una vez logré colocar sobre la señora Lucía. Eso siempre lo he tomado en cuenta al garantizarles los resultados a mis clientes.

-Ni hablar, mi niña. Este amigo tuyo nunca se dejó convencer de la verdad, y ahora ya es demasiado tarde.-suspiró decepcionada.-Pero dime, ¿cómo te ha ido con aquél muchachito, Christopher?

-Excelente, señora Lucía.-eso era muy cierto.-Ahora trabajamos juntos, ¿se lo había comentado?

-No, no la habías hecho.

-¿Ha escuchado de la revista Municity? Se vende por todo el estado, pero lleva el sello de esta ciudad. Él es director gráfico, yo soy gerente de distribución. Además, me encargo de la columna de La Encantadora de Suegras.

“Busca un lugar en el que te respeten por lo que eres y por lo que haces como lo es debido. Pero no olvides dedicarte a lo tuyo. Escribe un libro, pinta un cuadro, lo que tú más anheles lograr en la vida. ¡Sé mujer!”. Definitivamente, había escuchado el sabio consejo de las señoras trabajadoras prestigiosas al pie de la letra. El edificio editorial de Municity me recibió con los brazos completamente abiertos. Mis seis años de servicio en la compañía fueron reconocidos, pero en una empresa distinta.

-Que bueno, mi niña. Se nota que estás muy contenta. ¿La Encantadora de Suegras? ¿De qué se trata eso?

-Doy consejos a las personas para llevar una mejor relación con sus suegros. Sobre todo con sus suegras. Me envían mensajes con sus problemas, y yo se los soluciono en mis publicaciones. Apenas llevo tres columnas publicadas, acabo de comenzar, y la revista es quincenal.

Sólo tres publicaciones, pero exitosas. El primer mes recibí ocho correos provenientes de diferentes partes del estado. Todos ellos, junto con mis respuestas, fueron publicados en dos diferentes ediciones. Por lo tanto, en vez de una columna, mi sección ocupó dos páginas enteras. Uno de ellos, que era anónimo, tenía problemas con la madre de su esposa por su choque de creencias.

“Querida Encantadora: Es una desdicha el saber que mi suegra no comparte las mismas creencias que yo. Mientras ella sostiene que el hombre evolucionó de los simios, yo me mantengo firmemente en la antigua existencia de Eva y de Adán. Ese entre otros detalles, nos impiden vivir plenamente. ¿Cómo puedo convencerla de que crea en los testimonios del evangelio? Atte. Anónimo, 35 años.”

Mi respuesta: “Querido lector: Es imposible que convenzas a tu suegra de adoptar una creencia a la que ella no se sienta orientada. Lo más conveniente sería que respetaras su punto de vista, y hacerle ver que ella debe respetar el tuyo. Te recomiendo que no discutas con ella al respecto, y si ella es quien critica tus ideales, se asertivo. Repítele que es necesario que ella también te respete a ti tal como tú lo haces. En el mundo existimos personas con todo tipo de ideas y convicciones, recuerda eso siempre. Atte. La Encantadora de Suegras”.

Otro más resultó demasiado extraño a mi parecer, aunque la mayoría de mis compañeros de trabajo se sintieron identificados con él:

“Querida Encantadora: Mi suegra me da pesadillas. Es en serio, todas las noches sueño que está torturándome o persiguiéndome. ¡Es desesperante! Cuando mi comprometida me invita a cenar a su casa, rezo porque mi suegra no se encuentre ahí. Jamás me hecho algo malo, en realidad nunca nos hemos dirigido la palabra, pero su mirada me asusta. Me intimida enormemente, y cada vez que la veo ¡tengo la sensación de encontrarme de nuevo en una pesadilla! ¡Auxilio! Atte. Yonomoholakama, 25 años.”

Redactarle una respuesta fue algo muy difícil. Tuve que consultar diversos diccionarios de sueños, pero ninguno me dio la respuesta exacta.

“Querido Yonomoholakama: Científicamente (o como desees verlo), el soñar con tu suegra significa que pronto podrías contraer ciertos problemas familiares. Quizá a eso se deban tus alucinaciones, tómalo en cuenta. Si sufres de nerviosismo al ver a tu suegra, considera que todo eso se deba a que recapitules la experiencia con tus pesadillas. No tienes porque sentirte intimidado. Tal vez su mirada se deba a que aún no le has otorgado la confianza suficiente. Habla tranquila y seriamente con ella, ya que dices que nunca lo han hecho. Sé tú mismo, y relájate. Poco los dos se irán acostumbrando. Atte. La Encantadora de Suegras”.

El director de la editorial, Francisco Müller, me aseguró antes de contratarme por la columna que en muchas ocasiones los lectores bromearían con sus peticiones de apoyo. Es decir, en muchos casos me plantearían situaciones imaginarias o exageradas, puesto que el papel de Encantadora de Suegras resultaba escucharse muy poco serio.

-Te lo advierto, esta revista es leída por toda clase de personas.-señaló enfatizando las erres con su auténtico acento alemán.- Tu columna será respetada por unos, carcajeada por otros, pero nunca te salgas de la órbita de la Encantadora. Sigue actuando como ella. Tu idea, lo repetiré por enésima vez, es excelente. ¡Es por seguro que pronto alcanzarás la fama estatal! Ahora vuelve al trabajo…

Mi nuevo empleo me otorgaba un horario definitivamente más flexible. Podía salir a correr por las mañanas, e incluso llegar a casa a tiempo para ver mi telenovela. Por supuesto, también tenía mucha oportunidad de ver a mi novio, aunque trabajáramos en departamentos diferentes. Las horas del almuerzo nunca fueron igual de solitarias que antes.

Eso no era todo. El grupo de amigas que siempre soñé encontrar, pero al que nunca había sabido elegir o adaptarme, lo había encontrado. Clarisa es mucho más agradable de lo que parecía por fuera. No sabía que practicaba la pintura. Sus colegas del taller de arte del centro cultural son indudablemente muy buenas personas. Me las presentó la misma tarde en que nos reunimos para organizar ciertos detalles de su boda. Desde entonces, nos hemos frecuentado mucho más seguido. Me identifiqué con ellas por muchos aspectos, y no precisamente por considerarlas unas “santurronas”.

Al igual que yo, Odette y Liliana son unas románticas. Las tres charlamos sobre nuestros libros y películas de romance favoritos, haciéndonos de vez en cuando una buena recomendación de alguno. Jamás hubiera imaginado que pudiera conocer a alguien con quien pasar una noche de películas, comiendo helado y con un paquete de pañuelos al lado para absorber nuestras lágrimas.

Marcela tenía en común conmigo algo más peculiar; su silencio. Ambas nos sentíamos tranquilas de no ser las únicas calladas cuando eso sucedía. Además, una vez que se encuentra en confianza, sus pláticas son muy interesantes. A ella también le encanta ver Los Amoríos de Bárbara por televisión.

Las cinco en conjunto nos convertimos en un excelente escuadrón para salir de compras. A todas nos agradaban casi las mismas tiendas, demorábamos casi lo mismo en recorrer los pasillos, probarnos la ropa, y decidirnos por qué prenda llevarnos. Además, tienen un gusto demasiado moderno y muy bueno. Gracias a sus recomendaciones, pude cumplir mi propósito de renovar mi clóset al cien por ciento.

Rodrigo y yo seguimos en contacto, por supuesto. De vez en cuando, era recibida en el edificio de la empresa, mi anterior lugar de trabajo, con motivo de pasar a saludarlo a él, a Imelda y a Quiñones. Era tan extraño visitar mi oficina ahora ocupada por otra persona. Habían contratado a un muchacho superdotado, de aproximadamente veintidós años para reemplazarme. El pobre se veía totalmente inadaptado, con apenas un mes de trabajo. Pronto se acostumbraría al ambiente laboral, a los chismosos del departamento, y a tener que poner en orden al resto de sus compañeros.

Sería irónico que Christopher encontrara dificultades con sus suegros, teniendo de su lado a la auténtica Encantadora de Suegras. Entiéndase, a mí. Mamá y papá se encontraban más que contentos, por mí sobre todo. Mi padre llegó a invitar a Christopher más de una ocasión a la casa, para “celebrar”.

Papá. Siempre buscando pretextos para abrir una botella nueva de vino. Pero ¿qué mejor pretexto que pasar tiempo de reconocimiento con su yerno? En el manual estaba escrito, que mientras más momentos de unión y convivencia experimente el suegro de lado de su yerno, mayor será la familiaridad entre ellos. Con ello, su libertad y confianza.

Cómo me tranquiliza saber que mis padres podrán vivir a gusto en casa el resto de sus vidas. La jubilación de papá fue una bendición muy oportuna. Con su pensión y las ganancias de mamá por la venta de sus pasteles y especialidades les será suficiente para mantenerse sin mi apoyo. Todo parecía indicar que muy pronto, muy pronto, yo también me conseguiría mi propio hogar.

Mi relación con Christopher fue al principio algo muy extraño para mí. Nunca antes había compartido mi vida con otra persona de esa manera. Pero él me sostuvo todo el tiempo, me hizo ver las cosas tal como lo son. En verdad que me quería. Lo nuestro fue desde siempre una muy buena decisión. Comprendí que el hecho de andar con él por ese entonces no debía significar necesariamente que se convirtiera en el amor de mi vida, pero no por ello debía de angustiarme. Disfruto mucho de mi presente estando a su lado.

Llegó entonces el gran día. Me encontraba en el patio de entrada de la Iglesia San Román, la misma en donde bautizaron a uno de los nietos de los Aguirre; también donde Armando y yo juntos recibimos nuestra primera comunión. Pero ahora no sería yo quien lo acompañaría al reclinatorio, sino Sofía, para unirse en santo matrimonio.

-¿Habremos llegado muy temprano?

-Claro que no, papá. Es la boda de Armando. Merece todo nuestro tiempo de anticipación.-traté de calmar su ansiedad. Mi padre es muy impaciente en muchas ocasiones.

-No estoy seguro de sentarme en el lado de los invitados de la novia, o el de los invitados del novio.

-Por favor, Chris. Nos sentaremos del lado del novio.

-Qué alivio. Te aseguro que si he venido a presenciar este evento, lo he hecho solamente por ti y por Armando.

-Te creo. Pero hoy es día un día muy especial, y debemos celebrarlo estando todos felices. ¿Me oyeron?-dirigí tal comentario particularmente a mi novio y a mi padre.

-Santiago, vamos a buscar a los señores Reyes. Lucía debe de necesitar una buena plática en este momento para calmar sus nervios. ¡Oh, pero sí ahí viene ella!-la señora Lucía salió de la parroquia en dirección a nosotros. Su rostro sorprendentemente pacífico, casi alegre, a pesar de estar consciente de que su hijo pasaría a las manos de otra mujer.

-Hola, Esthela. Buen día, Santiago. Vicky, preciosa.-mencionó nuestros nombres a la vez que cada uno recibía un saludo de beso personalizado.-Tú debes de ser Christopher, ¡pero cómo has crecido!

-Gracias. Mucho tiempo sin verla, señora.-Christopher siempre había sido muy amable, por lo tanto muy popular entre los adultos de la vecindad.

-Vicky, quiero pedirte un muy enorme favor. Armando te necesita. Quiere hablar contigo antes de que todo comience.

-Por supuesto, señora Lucía.

-Se encuentra dentro, en la banca de hasta enfrente. Muchas gracias, preciosa.

Le indiqué a Christopher que volvería pronto. Me retiré en dirección a socorrer a mi amigo. Mi muy querido Armando. Sentí de nuevo ese calor amistoso al enterarme que necesitaba de mí, y de nadie más. Entré a la parroquia, hice mi reverencia. En cuanto volví a ponerme de pie y abrí mis ojos, fue cuando la escuché llorar. Era la voz suplicante de una novia, rogándole de rodillas al Padre que perdonara cada uno de sus pecados, en una de las bancas más próximas a la entrada.

Esa escena me partió el corazón. Sofía estaba verdaderamente arrepentida, como nunca había visto yo a una persona. Tuve que acercarme a ella, para que se tranquilizara de una buena vez. Sería inadecuado que continuara derramando lágrimas en plena ceremonia. Me senté de su lado, hasta entonces ella notó mi presencia.

-Déjame sola.-trató de contener su llanto.

-Sofía…-le regalé un pañuelo desechable para que secara su siempre resplandeciente rostro.-No tienes porque llorar. Deberías sentirte feliz de tener a un hombre tan bueno como lo es Armando.

-Él no me merece, Victoria. Siempre traté de decírselo. Pero insistió, e insistió… ¡me enamoró, Victoria! He sido pésima con él, hasta tú lo sabes. La señora Lucía, mis amigos, mis amigas, mis no tan amigas… ¡todo mundo me ve a mí como la intrusa!

-Prometiste que cambiarías, ¿no fue así?

-¡Sí, así lo hice! Salvo esa noche, en el Éxtasis. No fue mi culpa, ¡fue ese maldito Vicente! ¡Él lo provocó! Me siento tan mal por eso… y luego …-Sofía lanzó de repente todo su odio. Después volvió en llantos al arrepentimiento.

-Perdóname. Hice muy mal en juzgarte de esa forma.-estuve a punto de llorar yo también.- Quiero asegurarte que ya no hay porque sentirnos culpables. Ustedes se aman, yo puedo entenderlos. Te creo todo lo que me dices. Eres la mujer que él ama, Armando es el hombre que tú adoras tanto. Por supuesto que se merecen él uno y el otro, Sofía. Están hechos para ser felices juntos. Has cambiado mucho, ¿no es cierto? Sé que tú nunca le harías algo malo, que nunca lo harás.

-La señora Lucía no lo cree así.

-Creo que hice mal al “encantarla” de la forma incorrecta. Admito que yo tampoco confiaba en ti, pero eso ha quedado en el pasado. Acabo de ver a tu suegra, y créeme que se mostraba muy tranquila. Nunca la había visto así. Ella también te ha logrado comprender, Sofía. Comprendió que tú y Armando son felices juntos. La señora Lucía te quiere. Pronto te conocerá por completo, y te amará por quien eres.

-No creo que sea posible eso… mírame. ¡Ni mi propia madre!

-La señora Lucía es diferente. Confía en mí.

Sus ojos llorosos color miel ardían tal cual oro fundido. A través de ellos, me trasmitió una tranquilidad interna, la de su alma. Sus labios rojizos, perfectamente delineados, parecían ceder su aprobación. Lo había logrado, pude lograr que Sofía confiara en mi amistad.

-Está bien.-secó el contorno de sus mejillas, aceptando hasta ahora el pañuelo que le había ofrecido.

-Quiero verte sonreír, Sofía. Armando quiere verte feliz. Todos queremos verte así. Ignora lo que otros digan de ti, tú eres una mujer muy hermosa. Tanto por fuera, como por dentro.

-Tú definitivamente lo eres, Victoria. No hay duda de por qué Armando te eligió como su mejor amiga. Lamento haberte llamado maldita golfa.

-No te preocupes, Sofía.-le sonreí. Yo también me hubiera insultado de esa forma si estuviera en su lugar.

-Por cierto, ¿cómo quedaron los pasteles?

-Deliciosos. Choco-banana es una de las especialidades de mi mamá, primera vez para un pastel de bodas. Espero que te agraden mis diseños.

-Me agradaran, Victoria. Me agradaran.-sonrió como una media luna. ¡Dios mío, era hermosa! Y jamás debí compararla con Bárbara la intrépida de la telenovela, esa sí que es toda una sinvergüenza.

-¡Sofía! ¿Armando no te ha visto? ¿Qué no se encuentra aquí dentro?

-Para nada. Se halla en uno de los cuartitos detrás de la Iglesia, con su padre.

Eché un vistazo a las bancas de hasta enfrente, no había ningún rastro del novio. ¡Pero si la señora Lucía me había enviado aquí adentro para buscarlo! Ella misma acababa de salir del templo, ¿no pudo percatarse de que Armando no se encontraba aquí? Quizá sus intenciones conmigo fueron otras. De seguro tramó que me topara con Sofía, en pleno acto de contrición, para animarla. ¿Habrá sido aquella una muestra de su benevolencia hacia ella?

-Debo salir de aquí, casi es hora.-mencionó Sofía al percatarse de las personas ingresando a la parroquia.

-Está bien. Iré a buscar a Armando. ¿Quieres que le comente algo de tu parte?

-Solamente dile que lo amo, y que su mejor amiga es de lo máximo.

Sonreí, mientras vi a Sofía partir, con su hermoso vestido de ensueño. ¡Pero qué buen gusto para elegirlo!

Armando estaba demasiado nervioso. Menos mal que estuve con él unos minutos para tranquilizarlo. Bastó con darle un muy cariñoso y persistente abrazo, recordarle lo muy orgullosa que me encuentro por él, y declararle el mensaje que Sofía me encargó.

Christopher y mis padres se encontraban sentados del lado del novio. Me incorporé a ellos, con una sonrisa de fascinación en mis labios. Chris me tomó de la mano, la estrechó fuertemente. Lo mismo hacían mis padres.

Inspeccioné con mi vista el extremo contrario, el de la novia. Ahí estaban las damas de honor de Sofía: Natasha y su amiga cetácea, quiero decir, la amigable Cecilia. Sus vestidos realmente les quedaban ajustados y se veían muy poco cómodos, probablemente mandados a hacer dos tallas menores de lo ideal. Menos mal que me salvé de ese bochorno.

Localicé también a Gustavo, junto a la señora Conchita, quien me saludó entusiasmada desde lejos. Luisa, Hilda y Penélope también se encontraban juntas. Fue una pena enterarme posteriormente de que la madre de Sofía se tomó la libertad de asistir a su boda. Pobre de ella. Una persona incapaz de reconocer lo que vale una madre, con muy poca suerte sería capaz de comprender el valor de una suegra. Ahora la comprendí mucho más.

La audiencia entera se puso de pie para recibir a la novia. El órgano tocó el tema de entrada. Fue el señor Reyes quien se ofreció a entregarle la mano de Sofía a su propio hijo. La señora Lucía se encontraba de pie de lado de Armando, muy radiante, y contenta de recibir a su nuera. Eso era perfecto. Significaba en muchos sentidos que mi primera misión se mantuvo finalmente exitosa. Sofía había obtenido la paz y el amor de su suegra. Me sentí demasiado orgullosa.

-Puede besar a la novia.-anunció posteriormente el padre. Así fue como lo hizo Armando, marcando el comienzo de su nueva vida en unión a la mujer de su vida.

Justo ahora, los recién casados deben de encontrarse en Honolulu de luna de miel. Por mi parte, me encuentro en el trabajo, tramitando ciertos documentos que toda gerente de distribución debe de tramitar. En cuento los termine, comenzaré a redactar mis respuestas para la columna de La Encantadora de Suegras.  La cantidad de mensajes que me han enviado se ha incrementado gradualmente, y por otro lado, mi blog ha recibido cada vez más cantidad de visitas.

Si no me equivoco, cierta vez declaré que no hay mejor forma para mí de encantar a una suegra que interactuando frente a frente con ella. Verán, no ha sido fácil garantizarle un “servicio a domicilio” a cualquier usuario o lector extraño. Sin embargo, todo aquél que logre contactarme mediante un conocido o amigo, tiene la oportunidad de contar con mi ayuda de forma presencial.

Esta noche tengo planeado salir con Christopher al cine, por lo tanto, mi cita con la prima de un amigo de Quiñones tuvo que posponerse para mañana. Se llama Cynthia, tiene apenas quince años, pero un novio de su misma escuela cuya madre la sofoca terriblemente.

“Es en serio, salimos a ver una película y en cuanto se termina, ella ya está de vuelta por nosotros. Sean las ocho de la noche, o las cinco de la tarde. ¡No nos da tiempo para hablar, dar una vuelta o comprar un helado!”, me declaró desesperada a través del blog. Tenemos planeado que encontrarnos casualmente en la plaza, justo cuando la madre de su novio (Geraldo) pase a recogerlo.

Me haré pasar por la ex-profesora de música preferida de Geraldo. Distraeré a su madre conversando sobre sus anécdotas, asegurándole que Cynthia siempre fue muy buena alumna y que no había conocido a una niña tan buena como ella. Mis encantos naturales… se encargarán del resto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario