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domingo, 8 de mayo de 2011

Desalmado: Capitulo VIII

Capitulo VIII - Elliot (Segunda Parte)

« Uno nunca sabe» repetía Elliot para sus adentros. «Parece un buen chico. Es simpático…pero es un desalmado; no puedo arriesgar» pensaba mientras atravesaba a toda prisa las calles de la ciudad

-¡buenos días, Elliot!- saludo un hombre que se estiraba en la puerta de su casa

-buenos días, señor Márquez- sonrió Elliot

               "Elliot era descendiente de un largo linaje de licántropos..."

-bonjour, mon enfant ¿Cómo esta tu père?- saludo una anciana desde su balcón

-buenos días, Mme Juliette. Mi padre esta muy bien, gracias.

              "Los licántropos son la fuerza judicial del "otro mundo". Por su nobleza no pueden cazar humanos y solo intervienen en asuntos especiales..."

-¡Ellie! Ven a jugar un rato- gritaron unos niños que jugaban rayuela

-me encantaría, niños, pero tengo prisa- sonrío Elliot

             "Siendo guardianes de los humanos de noche y al mismo tiempo, policías comunes de día. Sirviendo humanos de día y protegiéndolos de noche. Imponían las reglas en ambos "mundos"…"

-Elliot, buon giorno, hoy tengo una deliziosa carne bovina, la he apartado para ti y tu familia como agradecimiento por el favor del otro dia. Esos vandali me hubieran destrozado de no ser por ustedes.-

-gracias, señor Springs, pero voy de paso, tengo prisa.- sonrió Elliot

           "Por toda Europa, ellos hacen respetar las reglas impuestas en el tratado hecho en la "guerra de los cien años"...

-¡Elliot!- sonrió un joven. Hacia guardia en la entrada de una gran vecindad

-¡hey, Manuel! ¿Ya esta mi padre despierto?-

-desde hace algunas horas.  Ha preguntado por ti-

-de acuerdo, gracias- grito mientras corría.

           "Ninguna criatura del "otro mundo" se atrevía a desobedecer la ley pues, si eso ocurría, sabía que los licántropos estarían allí. Nadie se metía con ellos..."

Mientras corría, Elliot paso cerca de un gran almacén blanco, sin embargo se detuvo en seco y olfateo el aire. Una sonrisa de oreja a oreja ilumino su rostro y regreso sobre sus pasos hacia el almacén. Entro en el.
Dentro, había varias mesas y sillas, al fondo una habitación separada del comedor de la cual salía mucho ruido y un olor delicioso para Elliot.
El almacén era una cocina comunitaria para toda la familia.
Dentro de la habitación al fondo había varias estufas totalmente abarrotadas. Varias mujeres trabajaban en la preparación del desayuna, sin embargo, parecían tener una sincronización casi perfecta y una sonrisa se pintaba en sus caras. Al moverse casi danzaban.

-hola, Elliot, buenos días- saludo una jovencita

-buenos días, Peggy ¿y mi madre?-

-por allí...; eres carne de perro- rió Peggy, mientras partía una gran barra de pan de sésamo.

-hola mama, vaya, huele muy bien... ¿a que hora desayunamos?-

-nada de eso- giro una mujer de tez rosada, con unos definidos ojos carmín, su frente marcada por los años y el trabajo, pero con un brillo de juventud. Tenía una sartén con recortes de tocino en la mano.- tu padre te ha estado buscando ¿Dónde estabas?-

-fui a ver a Ricardo-

-ya sabes que si se trata de los gemelos tu padre debe intervenir-

-no te preocupes mama, no han hecho nada malo... por ahora-

-si, ese par debería aprender modales-

-hablando de, permíteme ayudar con la vajilla-

-no, jovencito. Usted debe ir a hablar con su padre ahora mismo.  Hasta entonces no habrá desayuno-

-pero mama...

-sin peros, ve con tu padre ya- la señora  señalo a Elliot con la sartén, los recortes de tocino se resbalaban

-será mejor que la obedezcas, antes de que te de un buen golpe con esa sartén- rió Peggy

Elliot trago saliva y se puso de nuevo en marcha.

            "Elliot era descendiente directo de una de las ramas más prestigiosas de licántropos en España..."

Se acerco a una gran casa blanca, de dos pisos, con un estilo antiguo. Allí habían vivido varias generaciones antes que el. De un salto subió los escalones a la puerta y paso a toda velocidad la estancia de la casa. Estaba decidido a no dejarse intimidar esta vez...

             "Su padre, el gran señor Emilio Suárez de Astorga, era muy conocido tanto en el mundo de los mortales como en el de los inmortales. Era un icono de la familia de licántropos, teniendo un gran prestigio como guerrero y alfa de milicia..."

Elliot dio pasos firmes por el pasillo del segundo piso. Mesitas de madera pulida sostenían delicados floreros que expedían dulces aromas a tulipanes y rosas. Al final del pasillo había una puerta blanca.

"Elliot era hijo único..."

Trago saliva mientras giraba la perilla; su valor de pronto se había esfumado

             "Su abuelo, su bisabuelo, su padre, todos ellos habían sido alfas de la manada..."

Entro con cuidado en la habitación. Las cortinas aun estaban entrecerradas, así que el lugar estaba oscuro. En aquella habitación amplia resaltaba un gran escritorio lleno de papeles y libros. Había un gran estante lleno de libros, reinaba un relativo orden. Eso intimidaba a Elliot.

                "En sus genes, estaba escrito ser el alfa de la manada cuado su padre desistiera..."

Detrás del escritorio una figura seria ojeaba un gran libro verde, un poco gastado por el paso de los años. De tez morena, ojos ojerosos y cansados, su frente estaba marcada con grandes arrugas; un bigote canoso ocultaba sus labios y resaltaba su prominente nariz. Sus cabellos eras grisáceos.

Sin embargo..."

El hombre aclaro su garganta. Elliot trago saliva

"...Elliot no era un licántropo.

-padre...- tartamudeo Elliot-...tengo entendido que me ha buscado-

-así es, Elliot. Escuche que fuiste llamado por el joven Bojarte ¿es cierto eso?-

-si, padre. Me ha buscado para hablar sobre algunas cosas-

-se te ha dicho explícitamente que las relaciones entre los "inmortales" son reservadas a los miembros capacitados de la guardia.-

-pero no ha sido un asunto oficial, padre...

-he de suponer entonces que te ha citado a las 4 de la madrugada para hablar del clima o de esas cosas que les preocupan a los jóvenes-

-no ha sido a las 4 de la madrugada, y no, no es eso, padre. Ricardo me dijo que su hermana había tenido problemas en la ciudad, es todo. Además, soy miembro de la familia y estoy totalmente capacitado, al igual que los demás-

-ambos sabemos que no lo estas del todo. No eres miembro de la guardia, por tanto cualquier asunto relacionado queda fuera de tu alcance. Respecto a la joven Bojarte, ya me entere de su noche de caza en el centro y será reprendida por violar la ley. Sin embargo, dada la poca amenaza que su cacería represento, no tomaremos medidas extremas, solo un escarmiento para que recuerde su posición, y tú, Elliot, debes aprender la tuya-

-mi posición es ser parte de esta familia, tengo el derecho...

-pero no la habilidad. Escucha, hemos hablado de este tema varias veces, no quiero repetirlo, no eres parte de la guardia, mantente al margen o me veré forzado a tomar medidas...

-...medidas mas duras, lo se, ya me lo has dicho antes-

-y no hay necesidad de repetir las cosas ¿o si?- el señor Suárez hablaba con una gran frialdad, como si olvidara que se trataba de su hijo.

-supongo...supongo que no- Elliot lanzo un suspiro

-puedes retirarte, Elliot-

-si, con su permiso, padre- hizo una ligera reverencia y salio de la habitación tan rápido como pudo. No disfrutaba en lo más mínimo las pesadas miradas de su padre y esa habitación le provocaba escalofríos. El y su padre rara vez se veían, dado que el señor Suárez pasaba mucho tiempo en la oficina y Elliot vagaba por la ciudad.

               
"...por su sangre no corría el gen animal de su familia. Lo había intentado todo y lo único que lograba era transformar sus oídos en peludas orejas y aparecía una cola lanuda, además de garras y colmillos. Pero su cuerpo no se transformaba mas alla de eso.
Cuando su padre supo que Elliot no era un licántropo, perdió cualquier esperanza en el antes de darle una oportunidad y no lo procuraba.


Regreso al almacén, donde Peggy lo recibió con risas

-que bueno que llegas temprano, o me hubiera comido tu ración, primo...-

Pero Elliot hizo caso omiso y tomo asiento, con la mirada baja. Peggy lo noto.

-¿tan mal te fue?-

-¿Por qué no soy parte de la manada?- susurro

-te lo hemos dicho muchas veces, no te deprimas por lo que tu padre te diga, naciste aquí, creciste aquí, eres uno de nosotros-

-no lo entiendes...- giro bruscamente y clavo su mirada en Peggy -mientras no sea un miembro de la manada para mi padre, jamás lo seré...-

Acto seguido dio un puñetazo a la mesa y se retiro. Peggy solo pudo observarlo salir del almacén y correr entre las casas hasta salir de la vecindad.



Elliot había recibido entrenamiento como un miembro mas de la familia, pero no de la manada. Sin embargo, poseía un oído, ojo y olfato más agudo que los demás, eran sobrehumanos, aun para los licántropos en fase mortal. Y un sexto sentido especial para las personas. Reconocía olores corporales y, según el, podía oler el alma de la gente."

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