Capitulo 0
Introducción
Desde antes de nuestro siglo XIX todo tipo de criaturas míticas han nacido de la mente humana… o eso se pensaba. La existencia de criaturas como dragones, vampiros, licántropos y otros seres así, son hasta la fecha posibilidades para nuestros “científicos”, realidad para los creyentes y leyendas encantadas para los incrédulos. Pero casi la mayoría de esas leyendas somos reales.
Nosotros somos los desalmados, como nos llaman vulgarmente. Al igual que los vampiros, nos alimentamos de los humanos, pero a diferencia de ellos no nos alimentamos de su sangre; nosotros buscamos sus almas para sobrevivir.
Al igual que los licántropos, somos mortales. Al igual que las sirenas y arpías, hemos nacido con una belleza sin igual, para hacer más fácil nuestra cacería siendo irresistibles para los humanos.
Al cazar, no dejamos rastro. Los cuerpos desaparecen de la faz de la Tierra.
De esta forma podemos arrasar pueblos enteros convirtiéndolos en fantasma. Lugares inertes e infértiles donde todo es más que un susurro del viento. No hay excepciones.
Trabajamos con una certeza tal que nuestra existencia es desconocida salvo por nosotros mismos y, aun cuando tenemos todo a nuestro favor nuestro numero escasea.
Nacemos siendo desalmados. No es familiar, no es genético, es mera suerte… muy mala suerte…
…y que Dios se apiade de nuestra alma…
Desde antes de nuestro siglo XIX todo tipo de criaturas míticas han nacido de la mente humana… o eso se pensaba. La existencia de criaturas como dragones, vampiros, licántropos y otros seres así, son hasta la fecha posibilidades para nuestros “científicos”, realidad para los creyentes y leyendas encantadas para los incrédulos. Pero casi la mayoría de esas leyendas somos reales.
Nosotros somos los desalmados, como nos llaman vulgarmente. Al igual que los vampiros, nos alimentamos de los humanos, pero a diferencia de ellos no nos alimentamos de su sangre; nosotros buscamos sus almas para sobrevivir.
Al igual que los licántropos, somos mortales. Al igual que las sirenas y arpías, hemos nacido con una belleza sin igual, para hacer más fácil nuestra cacería siendo irresistibles para los humanos.
Al cazar, no dejamos rastro. Los cuerpos desaparecen de la faz de la Tierra.
De esta forma podemos arrasar pueblos enteros convirtiéndolos en fantasma. Lugares inertes e infértiles donde todo es más que un susurro del viento. No hay excepciones.
Trabajamos con una certeza tal que nuestra existencia es desconocida salvo por nosotros mismos y, aun cuando tenemos todo a nuestro favor nuestro numero escasea.
Nacemos siendo desalmados. No es familiar, no es genético, es mera suerte… muy mala suerte…
…y que Dios se apiade de nuestra alma…
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